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El perfil del cuidador ha cambiado y también lo ha hecho la manera en la que se enfrenta a sus problemas. Si antes el cuidador tenía el rostro de una mujer, además joven y que no trabajaba fuera de casa, ahora sus características son muy diferentes.
El cuidador es una persona mayor, habitualmente pareja de la persona cuidada, por tanto hay tantos hombres como mujeres. Según la doctora Inmaculada de la Serna, psiquiatra del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, un alto porcentaje de estas personas, dedicadas a la atención de un enfermo mayor y que además tiene trastornos psicológicos, presenta síntomas como la tendencia a la depresión, carácter agresivo, o el denominado “síndrome de el quemado”. Ellos, los cuidadores que requieren cuidados, han sido el objeto de debate en las II Jornadas de Salud Mental de Málaga, dedicadas a los cuidadores de los pacientes psicogeriátricos. Las jornadas tenían como objetivo proporcionar herramientas a los profesionales y a familiares para detectar todos estos síntomas y poder actuar en consecuencia. El psicólogo Pablo Posse, profesor del centro Humanización de la Salud ofreció una ponencia titulada ‘Hablilidades para la gestión del cuidado’ en la que puso sobre la mesa un enfoque terapéutico novedoso denominado Counceling. Se trata de prevenir y atender problemas de la vida cotidiana a través de la psicología. No se trata de decirle al cuidador lo que tiene que hacer, sino comprenderle, escucharle y apoyarle. El Concelor no tiene por qué ser un profesional, pero sí requiere de una formación previa para poder proporcionar soporte al cuidador.