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28/06/2012 - 07:16 General

Más del 60% de las personas con discapacidad en Europa vive en centros residenciales y solo un pequeño porcentaje lo hace en viviendas independientes. El acceso a la vivienda es una condición indispensable para su autodeterminación , como estipula la Convención de la ONU.
 

Esto es lo que afirmó la profesora de la Academia Católica de Ciencias Sociales de Berlín, Monika Seifert en el marco de las conferencias organizadas en el Congreso Europeo Partizipation que se celebra en Straubing, Alemania. La descentralización de la persona dependiente en entornos normalizados favorece la participación en una comunidad. La tendencia que prevalece en la UE es la de sustituir las grandes residencias por espacios más integradores que favorezcan las relaciones sociales. Según Seifert, “la crisis económica no sólo está trayendo una merma en la financiación, sino que el propio ciudadano considera que las inversiones en cuestiones como la discapacidad deben ser reducidas”. Un estudio realizado por la Academia Católica de Ciencias Sociales revela que una tercera parte de los alemanes piensa que este colectivo genera demasiados gastos a la comunidad. Además, el 14% desconoce la Convención por los derechos de las personas con discapacidad aprobada en 2008.

En lo que respecta al empleo, la tasa de paro en este sector de la población asciende al 55% en Europa. En España llega casi al 70%, lo que les hace más vulnerables a la exclusión social. Si no hay autodeterminación sin vivienda, menos la hay sin empleo. Además de políticas de empleo, Europa necesita un cambio de mentalidad que reconozca que las personas dependientes son tan productivas como todas y todos. Según el director de la Asociación Nacional de Talleres Protegidos para las personas con discapacidad, Thomas Umsonst, “no existe mejor política social que el empleo” y recomienda a los estados “apoyar la economía social de mercado”, centrada tanto en la productividad como en los derechos del trabajador y los derechos humanos.

Por otra parte, la ex ministra del gobierno alemán Barbara Stamn, afirmó que de los 80 millones de discapacitados que hay en Europa apenas el 4% lo es de nacimiento. “Esto significa que todos tenemos riesgo de discapacidad y estamos expuestos a sufrir el rechazo social. En su discurso sobre la participación política de este colectivo, afirmó que “los ciudadanos no deben reconocer la discapacidad, sino las capacidades de las personas dependientes para favorecer la inclusión y evitar la postura soberbia de hacer prevalecer los derechos de unos sobre los de otros.

Finalmente, también hubo una reflexión sobre la espiritualidad. La teóloga Simone Bell D’avis, recordó que la Iglesia asumía el cuidado de las personas con discapacidad cuando nadie le reconocía los derechos y dejó una pregunta en el aire. La profesionalización de los cuidados a través de los trabajadores sociales ha dejado a un lado el trabajo pastoral. ¿debe la espiritualidad volver a encontrar su lugar?